Las señales

Siempre he sido una persona creyente, a mi manera claro. He madrugado mucho, y voy conduciendo, pues me hago muchos kilómetros por cuestión de trabajo, y por supuesto voy concentrada al volante, con buena música, como a mí me gusta hacer los trayectos, relajándome un poco antes de llegar. Este tiempo también lo aprovecho  para pensar un poco sobre la reunión que tengo al llegar a mi destino, intento ver cual es el mejor modo de hacer una buena negociación.

Sé perfectamente que el día de hoy va a ser muy importante para mí, en cuanto a trabajo, pues se trata de una operación económica muy fuerte, que si la consigo, me hará subir como la espuma en mi empresa, que ya tengo ganas de ganarme algún mérito extra, pues he trabajado muy duro y creo que ya necesito una grata recompensa.

De pronto, me llama poderosamente la atención un cartel, de esos que utilizan para poner publicidad normalmente las grandes empresas, justo al lado de la autovía, enorme y lleno de colores, creado con todo tipo de detalles para que le prestemos atención. Pero no es eso lo que me impacta, sino lo que pone en dicho cartel, el mensaje…

De pasada, sin pararme mucho, puedo leer perfectamente: «Todo va a salir bien», y algo ocurre en mí al leer esto, creo que internamente supe que esa información estaba escrita para mí. Como si se tratase de una premonición.

Sigo mi camino, pero me siento distinta, no sé como explicarlo, creo que una vez leí algo al respecto, sobre las famosas «señales», esas que aparecen en nuestra vida cotidiana para darnos una valiosa información. Aunque la mayoría de las veces, vamos tan a lo nuestro, que ni siquiera las vemos, tendemos a no prestar atención a los detalles, y nos las perdemos…

Llego al lugar en cuestión, a mi hora, por supuesto, y cuando entro en la sala para la reunión, una fuerza interna me invade, me transmite incluso cierta seguridad, y aunque no lo entiendo mucho, me dejo llevar por esta sensación tan especial.

Todo sale perfecto, con el otro negociador hay un gran feeling, y me siento muy cómoda en la situación, llegamos a un buen acuerdo para ambas partes, y todos contentos..

Salgo feliz, por supuesto, deseando compartir la buena nueva con mi jefe, que se va a llevar una enorme alegría, pero antes de llamarle, me quiero dedicar unos minutos a mi, quiero sentir un agradecimiento especial, no sé si realmente existen las señales o no, lo que sí tengo claro, es que yo hoy he sentido algo especial al ver ese cartel, me ha dado un vuelco el corazón. Allá cada cuál con su libertad de creencia, pero yo estaré más atenta y abierta para recibir nueva información a partir de ahora,  sobretodo si me facilita tanto la vida.

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