Sutil manipulación

La manipulación es un arma poderosa, utilizada normalmente por el propio interés de quien la usa, empeñado en crear para sí mismo algún tipo de beneficio que le pueden aportar otras personas.

Ya desde niños aprendemos que no siempre conseguimos de forma fácil las cosas, que nuestros deseos nos llevan a consumir una enorme carga de impaciencia respecto al entorno, y que para acercarnos a lo que se nos niega, podemos diseñar diferentes estrategias, nada ortodoxas, que nos allanan el camino.

Lo peor que nos puede pasar, es que las artimañas usadas nos den resultado, porque entonces seguiremos usándolas siendo adultos, sin ningún tipo de prejuicio o filtro moral. Quien sabe manipular no respeta, se apropia de la libertad personal de elección que cada uno de nosotros tenemos por naturaleza, y lo hace de tal forma, que la mayoría de las veces ni nos damos cuenta.

Cuesta mucho que el manipulador vea claro su comportamiento, siempre niega el hecho de serlo, incluso se pone a la defensiva, es tan afín al mecanismo asociado que tiene incorporado en su sistema, que lo considera normal e incluso afable y generoso para los demás.

El primer paso para el cambio es la aceptación, sin ella, es imposible empezar a funcionar de otra manera. Ser capaz de ver claramente la sutileza con la que «engaña al otro», consiguiendo así que le facilite lo que quiere, es el camino hacia la salida de este comportamiento con el que somete a los demás sin ningún tipo de escrúpulo.

Ante cualquier circunstancia, siempre analiza si alguien le «interesa» o no, por su naturaleza bastante materialista, busca la manera de mejorar su vida a través de los demás, sin aportar nada a cambio, aunque haga creer todo lo contrario, y venderá las ventajas de ser fiel a sus tácticas.

Su condición no está basada en el compartir, que estaría muy bien, sino en generar de forma continua beneficio hacia su persona, en el modo y manera que sea. Incluso puede llegar un momento que manipule por el simple hecho de hacerlo, disfrutando así del poder al que se ha suscrito.

El manipulador no es fuerte, todo lo contrario. Es su oculta debilidad la que no le permite ser claro y transparente. Una personalidad madura no tiene miedo a una negativa, lucha por sus objetivos de forma sana, centrado en el camino que tiene que labrarse para llegar a su destino.

A nadie le gusta sentirse utilizado, usado, en definitiva, manipulado. Como una herramienta más, fríamente y sin corazón. Aunque sea en pequeñas cosas,  al final todos nos acabamos dando cuenta, y solemos alejarnos de este prototipo de personas para evitarnos el malestar.

Quizás ni siquiera queremos ver ni sentir la consecuencias de nuestros actos, pero seguro que nos quejamos de como nos tratan los demás. Así que la clave está en uno mismo, es nuestra responsabilidad lo que sembramos, porque en la misma medida es lo que recogeremos en nuestra realidad de vida.

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6 comentarios sobre “Sutil manipulación

  1. Lo que manifiestas a nivel personal e individual se puede extrapolar también a las manipulaciones de masas a través de los medios de comunicación, que siempre están al servicio de aquellos quienes detentan el poder para seguir manteniendo y ejerciendo su hegemonía.

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