Estaba sentada al lado de la cama de su madre, con su mano entre las suyas, sintiendo su calor, su ternura, sin poder dejar de mirarla.
El silencio reinaba, y las emociones, a flor de piel, daban rienda suelta a viejos sentimientos, escondidos en el alma.
De pronto, la triste anciana, abrió sus ojos, y mirando a su hija profundamente, le dijo – te quiero –, como si supiera que lo esperaba desde siempre.
Y con un leve suspiro abandono la vida.
– Gracias Madre –, le susurró ella al oído.
Precioso Anita.
Un abrazo.
Y Saludos
Besitos
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Gracias!! Un abrazo.
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Toda una vida esperando para morirse… y al final de acordó. Hemoso. Un saludo, Anita
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Más vale tarde que nunca, en ese momento de consciencia descubrió ese gran amor por su hija y lo más importante, en un último acto de generosidad lo compartió con ella.
En general nos cuesta compartir las emociones y sentimientos, y dejamos en nuestro entorno vacíos insuperables. Lo más importante para cualquier ser humano es sentirse amado por sus seres queridos.
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Anita,
Felicitarte por tu reciente día de tu santa, por seguir los artículos de mi blog, e invitarte a mis escritos, poemas y relatos que están en mi otro bloc:
https://jordiysas.wordpress.com/
jordiysas POESIA Y ESPIRITUALIDAD
Deseo que te gusten, un abrazo, lleno de Luz Amor y Energía.
Jordi Ysàs
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Muchas gracias Jordi, encantada de leerte!!
Un abrazo
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Lindo!
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