El regalo

Estaba sentada al lado de la cama de su madre, con su mano entre las suyas, sintiendo su calor, su ternura, sin poder dejar de mirarla.

El silencio reinaba, y las emociones, a flor de piel, daban rienda suelta a viejos sentimientos, escondidos en el alma.

De pronto, la triste anciana, abrió sus ojos, y mirando a su hija profundamente, le dijo – te quiero –, como si supiera que lo esperaba desde siempre.

Y con un leve suspiro abandono la vida.

– Gracias Madre –, le susurró ella al oído.

9 comentarios sobre “El regalo

    1. Más vale tarde que nunca, en ese momento de consciencia descubrió ese gran amor por su hija y lo más importante, en un último acto de generosidad lo compartió con ella.
      En general nos cuesta compartir las emociones y sentimientos, y dejamos en nuestro entorno vacíos insuperables. Lo más importante para cualquier ser humano es sentirse amado por sus seres queridos.

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