Ego partido

Encendí la chimenea observando cada paso que daba en mi cometido, sintiendo la leña entre mis dedos, la aspereza de la corteza y el olor a roble que me envolvía. Con mis emociones a flor de piel por los últimos acontecimientos vividos, que me habían convulsionado de una manera única e irresistible. Me detuve para reflexionar tranquilamente un rato, mirando el fuego, en la quietud de mi casa, sola y centrada en mi mundo interior.

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